Las chicas llegaron de una semana muy dura porque dos de los tres días de entrenamiento entrenamos con tan solo nueve jugadoras, por lesiones y actividades del instituto. Es por esto que no pudimos preparar el partido de la manera que nos hubiera gustado, pero aun así trabajamos bien.
El primer tiempo empezó con un ritmo desenfrenado por las dimensiones del campo (pequeño) y por la energía de ambos equipos y, pese a no estar acostumbradas a estas dimensiones, el equipo manejó los tiempos del partido dominando al rival. Nuestros ataques propiciaron una falta del rival en su área grande y Noa nos adelantó de penalti.
Durante la segunda mitad ya no atacamos tanto, pero controlábamos bien el ritmo del partido, hasta que en una distracción grupal el rival empató gracias a un autogol fortuito. Esto nos condicionó y nos dejamos llevar por el juego directo que proponía el rival, donde existieron oportunidades por igual para ambos equipos.
“Las chicas una vez más muestran el gran nivel de juego y de compromiso que tienen que tienen con el equipo”, indicó Diego Vilela al final del encuentro. “Nos vamos con un sabor amargo porque merecíamos mucho más, sin embargo lo más importante es que debemos aprender a enfocarnos en lo que podemos cambiar y no en factores externos (árbitro, etc.)”, concluyó el preparador ripense.