Por Francisco Javier Sanz Díaz
El miedo es una emoción que aparece cuando anticipamos una consecuencia peligrosa, sin importar si existe o es imaginaria. En el deporte, es una emoción bastante frecuente, ya que puede aparecer en forma de miedo a ganar, miedo a perder, miedo a lesionarse, entre otras muchas circunstancias.
Aun así, es una emoción que debemos tener en cuenta y enseñar a gestionarla, ya que no saber gestionar el miedo, es perjudicial, no solo porque no te permite rendir al cien por cien en las competiciones, sino porque también puede provocar una aversión al deporte, lo que probablemente termine con el abandono de este. Los adultos pueden ayudar al niño a reducir ese miedo, lo que conllevará a un mejor desempeño en el deporte y también que disfrute más, haciendo que se mantenga más tiempo haciendo ese deporte.
Pero... ¿Cómo podemos hacer para que puedan superar ese miedo?
En primer lugar, enseñar a reconocer emociones: para superar el miedo, lo primero que tenemos que hacer es reconocer la emoción y qué es lo que nos la causa. Esto lo podemos fomentar después de los partidos y entrenamientos haciendo preguntas como “¿cómo te has sentido?” y en caso de que no sepa expresar como se siente, podemos ayudarle diciendo la emoción que creemos que ha sentido y que nos confirme si lo ha sentido. También es importante identificar lo que causa esa emoción, así que podemos preguntarle por qué se ha sentido así y si no sabe qué decir, podemos ayudarle con cosas que creamos que le han podido causar esa emoción.
En segundo lugar, normalizar el miedo: una vez hayamos reconocido ese miedo debemos explicar que el miedo es una emoción que, como cualquier otra emoción, no es ni buena ni mala. Puede ser agradable o desagradable, pero tiene una función, que en el caso del miedo es darnos una respuesta rápida y eficaz ante un peligro. Además, el problema del miedo o de cualquier otra emoción, no es lo que esta nos hace sentir, sino la relación que existe entre lo que sentimos y lo que hacemos.
En tercer lugar, la postura de la victoria: al igual que cuando estamos contentos sacamos pecho, vamos sonriendo y tenemos la cabeza alta; si adoptamos estas posturas empezaremos a sentir esa emoción. Gracias a esto, podemos ver cuando el jugador está en un momento de miedo y cuando lo apreciemos, le haremos cambiar de postura para que se sienta más valiente y pueda enfrentar el miedo. Le haremos sacar pecho, levantar la cabeza, adoptar una postura abierta, hablar alto y un poco más despacio entre otras cosas.
En cuarto lugar, a través de historias: una de las mejoras formas para que los niños superen el miedo, es mediante historias. Las historias son una gran herramienta, ya que los niños lo suelen disfrutar mucho, porque existe una gran variedad de formatos, como pueden ser las series de televisión, las películas, libros, etc. Finalmente, a través de escuchar este tipo de historias, se sienten identificados con los personajes tanto reales como dibujos animados y pueden ayudarles a reformular la forma de entender el miedo y adquirir estrategias con las que afrontarlo.
En último lugar, la escalera del miedo: nos ayuda a reducir el miedo de forma progresiva. Para ello, lo primero que debemos hacer, es conocer cuál es el miedo exacto que tiene. Y a partir de ahí, elaborar unos pasos de menor a mayor dificultad para poder pasar ese miedo. Por ejemplo, si a un jugador le da miedo tirar a puerta durante los partidos, podemos seguir los siguientes pasos: primero, enseñar como algunos jugadores tiran a puerta durante los partidos; segundo, tirar a puerta durante los entrenamientos, cuando todo el equipo está tirando; tercero, tirar a puerta durante los entrenamientos de forma individual; cuarto, tirar a puerta durante un partido de entrenamiento; quinto, tirar a puerta en un partido amistoso contra otro equipo del propio club; sexto, tirar a puerta en un partido amistoso contra otro club y séptimo, tirar a puerta en un partido.
En conclusión, el miedo no es más que una emoción que debemos de aprender a reconocer y gestionar, identificar cuando es un miedo real y cuando un miedo imaginario y el saber hacerlo nos ayudará a acercarnos a lo que queremos.
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